Hedor a muerte, tiroteos, saqueos y más secuestros en una nueva jornada en Haití
El centro de la ciudad huele a muerte. Los alrededores de la
prisión civil desprenden un hedor nauseabundo a cadáveres en descomposición,
algunos carbonizados y otros devorados por perros.
Una mujer se protege los ojos mientras camina junto a los
cadáveres de los reclusos fuera de la penitenciaría nacional en Puerto Príncipe,
Haití, el 4 de marzo de 2024
MILO MILFORT/EFE
Puerto Príncipe, Haití
05/03/2024 23:21 | Actualizado a 05/03/2024 23:21
Hedor a muerte, fuertes tiroteos, saqueos, enfrentamientos
con la Policía, secuestros e incendios provocados marcaron este martes la
jornada en Haití, en la que cientos de personas tuvieron que abandonar los
campos de desplazados y sus viviendas para evitar convertirse en víctimas de
unas bandas armadas que imponen el terror en el país.
Una jornada más de secuestros, en la que hombres fuertemente
armados irrumpieron en las dependencias de la Congrégation Saint-Joseph de
Cluny, de la comunidad de Madeline, secuestrando a tres religiosas, algunas
extranjeras, según confirmó la Conferencia Haitiana de Religiosos (CHR).
El centro de la ciudad huele a muerte. Los alrededores de la
prisión civil desprenden un hedor nauseabundo a cadáveres en descomposición,
algunos carbonizados y otros devorados por los perros.
Además, este martes las escuelas y las universidades
estuvieron de nuevo cerradas, al igual que algunas instituciones privadas y
públicas ante la violencia que existe en especial en la zona metropolitana de
Puerto Príncipe, pese al estado de emergencia y al toque de queda decretado el
domingo pasado por el Gobierno por 72 horas prorrogables en el departamento del
Oeste, donde está la capital.
Mientras, en la comuna de Croix-des-Bouquets casi todo ha
sido blanco del vandalismo, como la cárcel, los bancos y los comercios de esta
zona controlada por la banda 400 Mawozo.
Detrás de estas atrocidades están las bandas armadas, que
iniciaron a finales de febrero una escalada de violencia que ha sumido a Haití
en un caos sin precedentes.
La coalición armada 'Vivre ensemble' ('Vivir juntos'),
liderada por el poderoso Jimmy Cherizier, alias 'Barbecue', siguió este martes
haciendo gala de supremacía, dentro de su campaña para derrocar al primer
ministro haitiano, Ariel Henry, que, según pudo confirmar EFE de fuentes
oficiales puertorriqueñas, está en San Juan.
LA POLICÍA, BAJO CONTINUA AMENAZA
El sindicato policial Synapoha advirtió hoy de la amenaza y
el "grave peligro" que pesa sobre la Academia Nacional de Policía,
situada en la Route de Frères de Tabarre, a pocos kilómetros de la embajada de
Estados Unidos en Haití, una zona controlada por el líder de la banda
Vitelhomme, que desde hace años mantiene la región como rehén.
Este sindicato, que pidió al alto mando el envío de
refuerzos la zona, lleva dos semanas enviando mensajes de SOS y, aunque había
avisado de la posibilidad de que sucediera, sus advertencias no impidieron que
la prisión civil de la capital fuera tomada el sábado por las bandas y que
huyera alrededor de un 97 % de sus más de 3,000 internos.
Según el Colectivo de Abogados para la Defensa de los
Derechos Humanos (Caddho), todos los reos escaparon también de la cárcel de
Croix-des-Bouquets, en la que había más de 1,000 reclusos, de los que sólo 225
habían sido ya condenados por los tribunales.
"La prisión ha sido completamente vaciada",
aseguró este grupo.
En el centro de la violencia, la infancia. Según un nuevo
estudio de la ONG Plan Internacional, las niñas se ven expuestas a la violencia
de género, al reclutamiento por parte de grupos de delincuencia organizada y al
matrimonio y las uniones forzosas y tempranas.
Casi la mitad (46 %) de la población del departamento de
Artibonite (centro del país) se enfrenta actualmente al hambre y un 15 % está
en la etapa que precede a la hambruna, por lo que, de media, los adultos
prefieren comer seis días a la semana para poder alimentar a sus hijos.
La violencia y la escasez de alimentos están obligando a
algunas menores a someterse a explotación y abusos sexuales para ganar dinero,
con los consiguientes embarazos tempranos y abandono escolar, indica el
informe.
La pobreza generalizada y la falta de oportunidades
económicas también llevan a niñas y niños a unirse a los grupos armados, hasta
el punto que se estima que entre el 30 y el 50 % de los miembros de las bandas
son menores de edad.
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