La Cumbre del G-7:
¿Escalamiento hacia
una nueva Guerra Fría?
LEONEL
FERNÁNDEZ
Actualizada
lunes, 29 de mayo de 2023 - 00:00
Entre los
diversos temas abordados recientemente en la cumbre del G-7 en Hiroshima, dos
destacan por su naturaleza particular: la guerra de Rusia en Ucrania y las
actuales tensiones geopolíticas, comerciales y tecnológicas con China.
Es tal la
magnitud de esos conflictos que algunos analistas internacionales consideran
que la humanidad está viviendo una nueva etapa de Guerra Fría.
Esto así
debido a que desde que en febrero del año pasado se produjo la ocupación
militar de Ucrania por parte de Rusia, tanto Estados Unidos como la Unión
Europea han adoptado un conjunto de sanciones contra la nación euroasiática que
han procurado su debilitamiento económico, político y militar.
Con el
tiempo, los países occidentales han incrementado su participación en el
conflicto bélico concediendo ayuda económica en miles de millones de dólares y
dotando de equipamiento militar a las fuerzas armadas ucranianas.
Antes de la
cumbre del G-7, lo que se debatía era si se otorgaba a los ucranianos aviones
F16, misiles antibalísticos y otros tipos de armamentos sofisticados.
Todo eso,
por supuesto, quedó resuelto, primero, con la visita que hizo Volodímir
Zelenski a las principales capitales europeas y del Medio Oriente; así como
luego por su comparecencia a la cumbre del G-7, donde recibió apoyo unánime de
Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Japón, Canadá e Italia.
Con todo ese
compromiso establecido, para Ucrania y las principales democracias
occidentales, de lo que se trata es de conquistar lo que el presidente Biden ha
denominado como “la derrota estratégica de Rusia en Ucrania”.
Ahora bien,
¿qué significa eso exactamente? ¿Significa que Ucrania, con la ayuda de
Occidente, podrá derrotar militarmente a Rusia? ¿Que Rusia tendría que
abandonar todo el territorio ocupado desde el 2014, incluyendo la península de
Crimea y la base naval de Sebastopol?
¿Qué
pasaría, si después de esa proclama, ocurriese lo contrario, esto es, que Rusia
no ceda territorio? ¿Quiere eso decir, entonces, que Rusia habría vencido a
todo el mundo occidental? Si fuese así, ¿cómo interpretar semejante situación?
Reacciones
del dragón
En paralelo
a la celebración de la reunión del G-7, China, por su parte, convocó a su
propia cumbre. En un gesto simbólico abrió su alfombra roja en la ciudad de
Xi’an, una ciudad clave en la antigua Ruta de la Seda, a cinco países de Asia
Central, antiguas repúblicas de la Unión Soviética.
Con la
presencia de los líderes de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y
Uzbekistán, China quiso enviar el mensaje de que hay un orden internacional
diferente al que se promueve desde el mundo occidental.
Fue en Kazajstán
donde, en el 2013, Xi Jinping lanzó su iniciativa de la franja y ruta de la
seda, un plan de inversión de un trillón de dólares, para la construcción de
proyectos de infraestructura para países en desarrollo cercanos al gigante
asiático.
El gobierno
de Estados Unidos ha sostenido que China, bajo el gobierno de Xi Jinping, se ha
propuesto como objetivo reformar el sistema internacional, liderado por
occidente, para construir un sistema alterno, más afín a sus intereses
nacionales.
Frente a ese
criterio, China ha sostenido que los países occidentales, liderados por Estados
Unidos, han implementado la contención, el cerco y la represión general de
China, lo que ha traído desafíos severos sin precedentes, para el desarrollo de
ese país.
En
principio, Estados Unidos se planteó el aumento de los aranceles a las
importaciones de productos provenientes de China en el mercado norteamericano,
como forma de equilibrar el comercio entre ambas naciones.
De igual
manera, exigió al gobierno de China no manipular su política monetaria para
abaratar sus productos y generar competencia desleal con Estados Unidos. Pero,
la situación se ha tornado más tensa cuando el gobierno norteamericano ha
bloqueado empresas tecnológicas de China, como Huawei, así como la suspensión
de la venta de semiconductores avanzados y equipos para la fabricación de
chips.
La República
Popular China, por su parte, ha sancionado empresas norteamericanas con
redadas, pagos de multas millonarias y otras restricciones de carácter
comercial.
Las
tensiones se intensificaron luego de que Estados Unidos derribara un globo
chino que recorriera sin autorización el espacio aéreo norteamericano; por los
reclamos de China sobre Taiwán y su extensión sobre el Mar Meridional y Sur de
la China, así como por haber construido la armada más grande del mundo, que se
desplaza libremente por el Indo-Pacífico.
Diplomacia
de la Paz
El
comunicado final de la cumbre del G-7 hace referencia a prácticas económicas
coercitivas y abuso de posición económica dominante por parte de China frente a
deudores u otros países, con la supuesta intención de desviar su libre voluntad
política.
No obstante,
la concepción inicial de Estados Unidos de eliminar la dependencia de la
producción manufacturera de China, mediante un desacoplamiento, quedó matizada,
al asumirse la postura más moderada de los aliados europeos, que se referían
más bien a una reducción de riesgos en sus relaciones comerciales con China.
Eso era algo
que de alguna manera podría preverse a partir de dos discursos recientes de la
secretaria del Tesoro, Janet Yellen, quien hizo referencia a la necesidad de
una relación económica sana con China, “una que nutra el crecimiento y la
innovación en ambos países”.
A la
animadversión creada por la visita de Nancy Pelosi a Taiwán, empiezan a abrirse
canales de comunicación al más alto nivel, con el secretario de Estado Antony
Blinken y el secretario de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, todo lo cual
apunta a que en lugar de una nueva Guerra Fría se produzca lo que en otros
tiempos llegó a denominarse una política de relajamiento de tensiones.
El hecho de
que en el propio comunicado se haya apelado a la Carta de las Naciones Unidas
para la búsqueda, por vía diplomática, de una paz justa para Ucrania, son
signos alentadores de que, a pesar del escalamiento en la retórica y en
acciones belicistas en dos bloques de poder, el lenguaje de la paz empieza a
encontrar espacio.
Ojalá así
sea.
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